Llevaba largo rato buscando la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Ir a la escuela es educarse?
Luego de dos años guiando el curso de Comunicación Educativa, finalmente respondo tajantemente que una cosa no tiene que ver con la otra, o como dicen en mi pueblo, "el caldo no tiene que ver con las tajadas".
Insistentemente repito como loro a los estudiantes que la escuela no es mismo que educación. La principal misión del curso es "desmitificar" lo que entendemos por educación. Han transcurrido seis semanas de este semestre y creo que finalmente lo logré. El grupo de trabajo luego de haber leído, discutido y repetido varios textos, defiende con claridad su posición frente al modelo educativo, reconocen las relaciones de biopoder señaladas por Foucault y hasta bromean con los conceptos de oprimido y opresor propuestos por Paulo Freire.
Ahora bien, qué es escuela y qué es educación. Escuela son las cuatro paredes a la que llamamos aula, ese modelo que nos absorbe a responder a unos logros, competencias, qué nos exige una evaluación, y educación es el proceso ligado a nuestro ser, que nos permite enseñar, aprender, a formarmos como seres integrales totalmente desvinculado al formato escuela.
Después de haber pasado someramente por lecturas de Foucault, Freire y Martin Barbero, logramos establecer un punto de partida para fijar el inicio de un cambio en nuestra relación profesor- estudiante para trasladarnos a la que plantea Freire: educando - educador - educando. Una relación en la que cada uno aprende del otro y viceversa...hasta el infinito y más allá.
Cambiar este arraigo histórico será paulatino y de mucha paciencia.
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